lunes, noviembre 8

De motivos.

Una persona más que esencial en mi vida, me hizo ver muchas cosas y entre tantas verdades me habló de que escribo mucho más cundo estoy mal, cuando tengo cosas malas para contar, hablar. . .
Y claro que es verdad.
Que (me) resulta mucho más fácil hablar de eso que me molesta, en vez de eso que (me) hace feliz.  Que (me) es más fácil prestarle más atención a lo que saca lo peor de mí. Y que como todos o la gran mayoría, valoré muchas cosas cuando me di cuenta de que no las tenía más.
Y si todo eso que valoro no lo nombro nunca es porque yo sé que cuento con eso, en mí. Eso que me hace bien, eso que me hace fuerte, eso que me da esperanza, paz, eso es único y es mío y lo es todo.
Esas sonrisas, esas palabras, esas miradas, esos momentos, cada camino y cada vuelta de la vida. Cada alegría y cada recuerdo, cada persona esencial vive en mí como el primer momento.
Es por eso que ‘’siempre que llovió, paró’’… es por eso que ‘’tampoco esta todo tan mal’’  y es por eso que mi reiterado ‘’va a estar todo bien’’
Porque así como cada error me enseñó a ser quién soy, también aprendí a ser fuerte y a tener esperanzas porque sé que estoy rodeada de motivos para seguir adelante, motivos que viven en mí y que sin duda pesan mucho más que cualquier motivo que me haga bajar los brazos. Son motivos que no nombro muy seguido, creo.
Por eso la entrada hoy.