martes, octubre 4

Brindemos por el amor y sus fracasos.

Enamorarse es... un milagro y un castigo. Es una condena. Es arriesgado, pero siempre ha sido así. Hace millones de años que las personas se buscan y se encuentran, se enamoran y coleccionan historias. (Les confieso que a veces me parece tan sólo eso.) Afortunadamente y por desgracia, uno no elige de quién enamorarse. Pasa. El amor siempre fué un salto al vacío. Y puede pasar de todo. No nos podemos hacer los distraídos. ¿Quién se va a interponer ante tal cosa?¿Quién va a cuestionar lo incuestionable? Cada uno de nosotros con su librito, porque claro está que no hay teoría que valga y que la gente logra llamar experiencia a lo que se le suele llamar un error. El amor no es sabiduría, es locura. Y todos podemos volvernos locos alguna vez.

Pero si hay algo más difícil que el amor, es el desamor. Porque las personas nunca olvidan lo que sintieron. El desamor es un océano en el que es imposible hacer pie.  El desamor es un desencanto constante. No tiene remedio. ¿Cuántos amores se nos quedaron en el camino? ó peor aún, ¿con cuántos de ellos nos quedamos en el camino?  
El desamor y los desencuentros dejan grietas por las que se escurre la confianza y la voluntad de entrega.
Nos llenamos de prejuicios. La esperanza espera afuera un lugar. Nos creemos inmunes y anestecia al corazón. Hasta que un día, casi inconscientemente, volvemos a prometer(nos), esperamos y mientras tanto distraemos cualquier presentimiento. Hagamos un minuto de silencio por los ''te quiero'' y sus derivados y brindemos por cada encuentro, que en la vida siempre va a ser mucho más fácil desencontrarse que encontrarse. Un pedido desesperado y casi un reclamo ''que alguna vez salga bien''. 

Tal vez estamos en este mundo para buscar el amor, encontrarlo y perderlo una y otra vez. Con cada amor volvemos a nacer y con cada amor que termina se nos abre una herida. La verdad es que a mi también me asusta un montón. ¡Cómo me gustaría evitar algunos desencantos, amarguras y malos ratos! El problema es que sólo algunas veces se puede abandonar la lucha y esta no es una de ellas.