miércoles, mayo 4

Lo que dejó (el tiempo, más precisamente)

 Nunca supe realmente lo que es algo efímero hasta hoy. Efímero es algo pasajero, algo que ya pasó, no está más, se terminó. Y tal vez lloramos tanto su final que ahora lo reconocemos como algo que nunca fue, pero que tampoco va a estar. Y nunca más va a estar. El problema de lo efímero es cuando nos acostumbramos a su ausencia, llegamos a pensarlo como algo imposible, lo tomamos como algo más y ya nos olvidamos de lo feliz que nos hizo eso alguna vez, casi nos olvidamos del sentimiento que le regalamos alguna vez a eso que hoy es tan… efímero. Sabemos que estuvo, que pasó, porque como todo dejó una marca y ¡al mundo entero! Podemos intentar olvidar a alguien, algo, momentos, palabras. Incluso sueños. Podemos decidir olvidar con todas nuestras fuerzas, pero créanme que hasta que la vida no le pone un punto final a cada capitulo, no se terminan. Mírenme a mí… horas, días, meses, incluso un par de años atrás traté de olvidarme. Y ¿saben una cosa? No se terminó hasta que tuvo que terminar, hoy es efímero, no es bueno ni es malo. No es el olvido tampoco, es que solamente pasó. Algunos recuerdos quedaron, son recuerdos y listo. Hoy no son ni buenos ni malos. Porque pasó, y no vuelve porque es eso. Es efímero. Y no olvidamos, pero hay que hacer un esfuerzo sobrehumano para poder volver a sentirlo. Ni es igual a lo demás, no se compara y tampoco está más.



¿Alguna vez se preguntaron cuánto de efímero hay en nuestras vidas? ¿Cuánto de todo eso que dejamos en el camino hoy es efímero?