lunes, julio 4

Tiempo

Juro que aprendí algo de la vida y es que no hay peor error que idealizar. Las cosas están yendo al revés. Ni bien, ni mal. Están yendo como nunca antes lo planeé ni lo esperé. Están en dirección contraria a lo que estoy entendiendo y eso me asusta, me intriga, me angustia, me libera, me distrae, me tiene en cualquier lado. Es como si alguien me regalara uno de esos puzles con piezas de un cuadro de Madrid, de la foto de unos ponys o de las cataratas del Niágara; y se supone que ha de encajar, pero no. Me da vueltas en la cabeza y me hace dar vueltas. Incluso diría que a veces me miento para estar en paz. De todas las veces que dije que quería estar en otro momento que no fuese ni acá ni ahora, esta vez es verdad (No entiendo por qué esa necesidad de viajar tan lejos de la realidad) Pero no puedo,  y si simplemente me tengo que quedar acá y correr no es una opción entonces será "una más". Sigo sin entender y probablemente ya dejé de desgastar mis energías en pensarlo una vez más. Me estoy acostumbrando a esperar. 
Ahora ya sé. Un día te levantás y todo (te) sonríe. Hay otros días en los que te levantás tirado en el suelo con montones de heridas, que probablemente no tengan remedio. Otras veces confundís la realidad, te hacés miles y miles de preguntas que nadie contesta. Es que la vida cambia. No puedo querer que las cosas sean igual cuando ni siquiera yo soy la misma porque nosotros cambiamos. No podemos esperar momentos buenos ni malos. Solamente esperar y tener paciencia.