sábado, mayo 14

Protagonistas únicos y algunos secundarios.

Una pequeñísima parte de la vida me enseñó a verle el lado bueno a las cosas, el vaso medio lleno. Porque créanme que todo, absolutamente todo lo malo trae algo bueno.  Que cuando perdemos también ganamos.
Y a mi eso me pasa con la gente. Cada vez más. No hablo de esa gente que la vida nos saca por una especie de ley, porque así tiene que ser y porque para todos es igual.  Hablo de la gente que por equis motivo se vá de tu vida, de un día para el otro ya no es lo que era y te tenés que acostumbrar porque así lo quieren.
Hablo de esos amigos que de un día para el otro dejan de llamarte, de un amor que deja de lucharla, hablo de esa persona que nunca más volvió a vos. Y quizás sea porque la vida lo quiere así. Pero, ahora que no me aferro más a segundas oportunidades ni a que “la gente puede cambiar” porque así aprendí de una gran parte de la vida… ahora está todo mucho mejor.
¿Saben por qué? Porque más me decepciona cierta gente, más me aferro a quienes sin duda están al lado mío. Más me aferro a los de siempre. Y no es fácil desprenderse de aquellas personas que tanto prometían… pero entonces es muchísimo más fácil distinguirlas de aquellas que tenemos que cuidar porque valen oro, de verdad.

Entonces ahora soy yo la que está diciendo adiós a todo eso. Soy yo la que esta vez le pone punto final a ese cuento, ese capitulo, ese párrafo, esa canción, esa mínima oración que no llega a ningún lado. Crecí, y estoy decidida a borrar esas personas que están demás en esta historia… porque estoy segura de que todo el tiempo que pueda dedicarles, se lo merecen los que van a la par. Borrón, sin cuenta nueva. Hay que vivir por quienes van al lado nuestro incondicionalmente, en vez de sufrir por quien decidió echarlo todo a perder ¿o no?

“Es cierto que sabemos lo que tenemos cuando no lo tenemos más, pero también es verdad que descubrimos lo que no teníamos cuando lo encontramos. ”