jueves, marzo 31

Hay que amigarse con la vida.

No es que nos guste sufrir, ni nos guste ser masoquistas. A veces solamente nos cuesta estar bien. Yo no soy masoquista, pero le busco el pelo al huevo, la quinta pata al gato. Nos cuesta aceptar que esta todo bien, estamos bastante acostumbrados a que ese equilibrio no nos dure. O sí, pero nos preparamos a lo que viene. Sabemos que hay algo que está mal, y no falla. Entonces lo buscamos. Esperamos algo que no sabemos que es. Nos hacemos preguntas, nos envolvemos en mambos que nadie entiende. ¡Es que ni si quiera nosotros mismos sabemos por qué lo hacemos! Y ahí nos quedamos, sin nada. Buscamos nuestro peor enemigo en otros, sin querer aceptar que nuestro propio enemigo está en nosotros. Dramatizamos, hacemos un mundo de los detalles. Y exageramos para mal, porque a la hora de disfrutar lo que tenemos nos ponemos límites. Por las dudas ¿no?
Pero si el zapato aprieta… la culpa no es del zapato. Si buscamos un problema en todo y después lo conseguimos… la culpa no va a ser de la vida precisamente. Creo que es hora de empezar a creer que puede estar todo bien, alguna vez. 

Lamentablemente, a veces solamente depende de nosotros poder responder un "¡Estoy bien!" a un "¿Como estás?"