jueves, diciembre 2

Peace (Hoy más que nunca: TIEMPO para pensar)

Lloré en el colectivo. Comí sola. Salí a comprar y cociné chocotorta con mamá. Hablamos, me compró golosinas y me contuvo como hace tiempo no lo hacía. Me trató como a una nena de 6 años y me hizo sentir aliviada. Dormí siesta. Viajé en colectivo y fuí a cambiar unos regalos. Caminé por Quilmes, miré ropa y compré algo. Visité a mi hermano y comimos yogurt. Charlamos un rato de la vida y de algún día viajar a Europa juntos. Soñamos un rato y me acompaño al gimnasio. Bailé, me enojé y terminé disfrutando mucho la clase. Me sacaron una sonrisa.  Volví a mi casa, tuve miedo y pensé en escribir esto. Me probé más ropa. Ayudé un rato a mis papás para algo de la fiesta de mi hermano. Paseé en moto, grité. Y ahora que me senté en la computadora, escucho Dread, veo unas fotos de hoy en el colegio y ya demasiado facebook por hoy. . . ahora hablo con un amigo que me aconseja. Mamá me cocino lo que le pedí y en la cena hablamos con mi papá y me aconsejaron ellos también y …

Si, puedo decir que estoy mucho mejor que hoy.
Pero si creyeron que estar un día “alejada” (y las comillas van porque hubiese estado alejada si me iba LEJOS, y estuve todo el tiempo en la ciudad) me iba a hacer reaccionar, entender, aceptar, comprender, pensar y solucionar todo…
No entendieron nada entonces.

Cuando me alejo (a mi forma, desconectándome de todos, importándome muy poco todo y todos) me vuelvo algo vulgar, pienso un poco más y me conozco, de a poco. Descubro esas pequeñas cosas que me dan paz, y esas otras que se esconden en lo más profundo de mi corazón. Y me distraigo, y pienso, y ahí algo de toda esa soledad que me da paz, esa paz que tanto necesito.

Ahora sé perfectamente que ese consejo que hice propio alguna vez (el de salir a buscar ese cambio, eso inesperado, salir a caminar porque siempre hay algo para ver) es de lo más cierto.
Lástima que haya sido solamente un día.