- No tiene edad, ni sexo.
- Nadie pudo jamás verlo, ni oírlo ni tocarlo y sin embargo, todos saben que existe, porque alguna vez sintieron su presencia.
- No tiene brazos y sin embargo es tan fuerte que muchos dieron la vida en su nombre.
- El dolor y la pena pueden herirlo, pero no matarlo.
- No quisiera conocer su muerte, pero el olvido es capaz de causársela.