domingo, enero 31

Suave


Suavecito me pusiste todo en su lugar, suavecito como juego para armar, empezaste corrigiendo males al azar, como al barro de alfarero, como brisa de aguacero. Conquistaste, suavecito. Colocaste besos justamente en el lugar, suavecitos, cirugías para curar las heridas que dejo el pasado sin sanar. Y en el caos de mi infierno instalaste tu gobierno, y arrasaste. Suavecito. Suavecito, fuiste casi imperceptible, sin prisas, de a poquito. Colocaste tu bandera inamovible. Suavecito, fuiste tan demoledor, pasito con pasito. Tu paciencia arrolladora me salvo, suavecito. Suavecito fue ganando con saber perder, suavecito sin afanes de imponer, con la calma que viene del tacto de mujer. Como huella de gaviota, como se forma una gota, me atrapaste. Suavecito. Me aceptaste como un cero izquierdo y sin valor, me peleaste sin nada a tu favor, con la suavidad con la que se mueve un rumor. Como el paso de un anciano con paciencia de artesano, me salvaste… Suavecito.